
Olvídate de la clásica simetría con dos grandes faros en las esquinas del frontal: el coche de hoy mira al mundo con nuevos ojos: finos, altos y afilados. Las DRL (o luces LED de circulación diurna) se convierten en las verdaderas protagonistas visuales, mientras que los faros principales se esconden en los paragolpes o se integran en formas esculpidas. Este es el lenguaje de los faros divididos, cada vez más populares, que se han convertido en un rasgo distintivo.
Un ejemplo concreto es el Ferrari Purosangue, que adopta unas sutiles luces casi invisibles sobre unas potentes tomas de aire, o los coreanos Hyundai KONA y Tucson, que han construido toda una identidad visual sobre este planteamiento, al igual que varias propuestas de Citroën. Te explico por qué.
DRL como ojos y faros ocultos
Las luces diurnas LED se han impuesto como elemento estético antes que técnico. Situadas en lo alto, se han convertido en auténticas 'cejas' luminosas, mientras que los faros principales se han desplazado más abajo.
El Ferrari Purosangue plantea esta filosofía con un enfoque deportivo y extremo, mientras que el Hyundai Santa Fe y el nuevo KONA transforman la firma luminosa en una tira que ocupa todo el ancho del frontal.
El Citroën C5 X, piedra angular de este lenguaje para el fabricante francés, deriva del concept C-Xperience de 2016, que ya había introducido la idea de una firma luminosa alta integrada en el doble chevrón, con faros inferiores ocultos.

Hyundai KONA

Citroën C5 X
También de Stellantis, el nuevo Lancia Ypsilon adopta un enfoque similar: una firma luminosa LED alta que recuerda un cáliz, mientras que los faros principales están integrados más abajo, ocultos en el paragolpes.
Tiras luminosas y geometrías
Paralelamente a la separación de las luces diurnas y los faros, se ha desarrollado la idea de la tira luminosa como elemento unificador. Algunas marcas han empezado a integra los DRL en una línea continua de LED, como ocurre en el Volkswagen ID.4, el CUPRA Tavascan o los últimos smart.
Otros, como el Skoda Enyaq o el último Peugeot 308, dibujan auténticas 'máscaras' de luz con efectos cristalinos, mientras que el Audi Q6 e-tron y el BMW i7 experimentan con finos grupos de LED en posición tradicional, pero fragmentados como si fueran joyas.
Entre las soluciones más radicales y avanzadas está la del Tesla Cybertruck, que adopta una tira continua horizontal de LED en la parte superior del frontal. Fina y afilada, recorre todo el capó, mientras que los faros principales quedan completamente ocultos en el paragolpes, en dos módulos verticales apenas visibles.

Tesla Cybertruck

CUPRA Tavascan
En todos estos casos, la iluminación en un elemento expresivo, una firma de marca, un signo gráfico. ¿Y el faro real? Cada vez más pequeño, camuflado, a menudo casi invisible hasta que se enciende.
En cambio, en el caso del nuevo Ferrari 849 Testarossa, el faro se convierte en un elemento de unión: una fina banda luminosa frontal conecta los grupos ópticos sin fusionarse en una única barra, pero creando una continuidad visual.
Del ojo a la pantalla
Con la llegada de los coches eléctricos y la desaparición de la parrilla, se abre una nueva tendencia: el frontal se convierte en la identidad de la marca, en un rostro dinámico.

BMW i Vision Dee

Xpeng G6
Prototipos como el BMW iVision Dee introducen paneles de comunicación que sustituyen a los faros por pantallas LED interactivas. Asimismo, marcas chinas (como HiPhi, Xpeng, BYD) apuestan por luces que cambian de forma, de color y de secuencia según el contexto.
Source: Faros divididos: una moda que no para de evolucionar